Yo quiero ir ahí
Hace poco nos hemos ido unos días al Pirineo Aragonés.
Lo hemos hecho como todos, nos anticipamos para estar seguros de no quedarnos sin alojamiento por lo que un par de meses antes elegimos los días que nos interesaban, abrimos nuestro portal de reservas favorito y comenzamos el proceso de reserva.
Lo primero establecer nuestras necesidades y seleccionando lo que nos interesa: Localización, ¿Cuántos somos? ¿Cuántas habitaciones? ¿Hotel, turismo rural ó vivienda turística? Como vamos en grupo y nos apetece mantener nuestras reuniones después de cenar (son divertidas las sobremesas, y cuando vas con otros fotógrafos siempre se aprovecha para aprender algo), descartamos los hoteles. También viajamos con perro y aunque cada día hay menos problemas para alojarse con nuestros fieles amigos en hoteles el motivo principal de ese descarte han sido las reuniones que comentaba.
Aparecen los resultados, muchísimos, igual que en Galicia, y vamos al siguiente paso que no es otro que la elección. Se basa el asunto en ver fotos ¿Como no?. Aquí comienza el descarte por impulso, igual el sitio está estupendo pero hay fotos que no lo muestran así, como cuando buscas un sitio para comer y te ponen una foto de un huevo verde: no apetece, la verdad.
Al final nos decidimos por un alojamiento concreto, por su imagen nos convenció, vimos todo lo que necesitábamos y además lo vimos bien, lo cual quiere decir que a los dueños les importa la imagen que proyectan y eso tiene que reflejarse luego en el alojamiento.
Es todo lo que buscamos, es la importancia de la imagen y ahora, durante el invierno, es el momento de dejarlo todo listo para la temporada que se avecina, promete ser intensa.
Nosotros proponemos unas imágenes con luz, donde se pueda observar la amplitud del espacio y sus servicios, pretendemos que al ver las imágenes los posibles huéspedes digan eso de «yo quiero ir ahí».
